Dividida entre los cotizados valles mendocinos de Luján de Cuyo y el Valle de Uco, en las faldas de la cordillera de los Andes, las condiciones extraordinarias para la viticultura en la región han favorecido el cultivo de las vides en terrazas que varían entre los 1,000 y 1,500 metros de altura. A esta altitud, la exposición solar es mayor, lo que estimula el grosor en los hollejos, y en consecuencia, un cuerpo equilibrado en los vinos. Además, el microclima árido del día contrasta con las bajas temperaturas en la noche, provocando un aumento en la acidez de las uvas y una maduración armónica en sus azúcares. Estos factores se reflejan en los excelentes vinos de la línea Alamos, reconocidos por la crítica internacional, y cuyo varietal, cabernet sauvignon, fue uno de los mostos ganadores de la reciente Expo Vino Wong.
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